La inflación es el aumento generalizado y sostenido del nivel de precios existentes en el mercado durante un período de tiempo, cuando el nivel general de precios aumenta. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje analizado de la variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de precios al consumidor). Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen el fomento de un aumento en el consumo. Entre las corrientes económicas monetaristas, generalmente existe un consenso en que las tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas, energía, salarios, entre otros), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria. En general, la inflación también se produce debido a la relación entre oferta y demanda de dinero. Por lo que esta puede ser provocada, ya sea, por un incremento excesivo de la oferta de dinero o bien por una súbita disminución en la demanda del mismo, es decir, que se produzca una huida del dinero. Una súbita caída en la demanda de dinero puede ser causada, por ejemplo, por la desconfianza de los ciudadanos en la economía y su moneda local.
La hiperiflación
La hiperiflación
En economía, la hiperinflación es una inflación muy elevada, fuera de control,[1] en la que los precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que la moneda pierde su valor real y la población tiene una evidente reducción en su patrimonio monetario. La definición usada por la mayoría de economistas es «un ciclo inflacionario sin tendencia al equilibrio». Se origina un círculo vicioso en el que se crea más y más inflación con cada repetición del ciclo. Aunque existe debate acerca de las causas últimas de la hiperinflación, se hace visible cuando hay un aumento imparable del suministro de dinero o una degradación drástica de la moneda, y se asocia con frecuencia con guerras (o sus consecuencias), depresiones económicas, y trastornos sociales o políticos. Según la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), se llama hiperinflación a la elevación del nivel general de precios de una economía en más de un 100 % durante 3 años. Dicha definición está plasmada en las Normas Internacionales de Información Financiera, NIC 29 o IAS 29, "Información financiera en economías hiperinflacionarias", la cual también incluye países que tengan inflación proyectada de más de 100% en tres años, como es el caso de Venezuela y otros países para 2019. Otros economistas aseguran que una variación de 50 % mensual es también un claro indicio de hiperinflación. Características: En 1955, Philip Cagan escribió La dinámica monetaria de la hiperinflación, considerado generalmente como el primer estudio serio de la hiperinflación y sus consecuencias. En él, definió la hiperinflación como una inflación mensual de al menos 50 %. La Norma Internacional de Contabilidad N° 29 describe cuatro indicadores de una posible hiperinflación económica: La población general prefiere mantener su riqueza en bienes no monetarios o en una moneda extranjera relativamente estable. Cualquier cantidad en moneda local es inmediatamente invertida para mantener poder adquisitivo. La población general considera cantidades monetarias no en términos de moneda local, sino en términos de una moneda extranjera relativamente estable. Es posible que los precios se fijen en moneda extranjera. Las ventas y compras a crédito se realizan a precios que compensan por la pérdida anticipada de poder adquisitivo durante el periodo crediticio, incluso si este periodo es corto. Los tipos de interés, salarios y precios se vinculan a un índice de precios y la inflación acumulativa durante tres años se acerca al 100 % o lo sobrepasa. Hiperiflacion en Venezuela: Venezuela inició un largo periodo de inflación continua e ininterrumpida desde 1983 con tasas de dos dígitos porcentuales anuales; aunque entre 2006 y 2012 el gobierno de Hugo Chávez reportó las menores tasas inflacionarias de todo el período, las cuales comenzaron a crecer nuevamente a dos dígitos en 2013 y 2014. Pero será en 2015 cuando llegan las tasas por encima del 100 %, desatándose la hiperinflación. Si se hace una comparación del periodo de 2007, cuando se dio entrada al cambio de moneda (Bolívar Fuerte), hasta mediados de 2016, algunos productos como la carne se reportan aumentos de hasta el 8600 %, limitado por los controles gubernamentales y una subida descontrolada del "dólar paralelo", que es el tipo de cambio bolívar-dólar que se hace fuera del establecido por el gobierno de Nicolás Maduro. Mientras tanto, el Banco Central de Venezuela devaluó el Bolívar en 368,7 % pasándolo de 762 Bs/$ a 2810 Bs/$, reportando así un índice inflacionario de 799,9 % con una subida de precios en alimentos y medicinas cada 18 días. El país hace frente al impacto de la caída de los precios del petróleo con una recesión desde el 2014, una caída dramática de sus importaciones, una aguda escasez de alimentos y medicinas y una fuerte agitación política y social.
En 2017 la inflación fue de 2616 %, para 2018 el Fondo Monetario Internacional proyectó la inflación venezolana en 1 370 000 % y en 10 000 000 % para 2019. Es la hiperinflación más grande que haya sufrido un país americano, que representa una crisis económica similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabwe a fines de la década de 2000.[26] Causas de la hiperinflación: Un contexto político excepcional (guerra internacional, guerra civil, desastre, crisis económica, entre otros) Un muy alto nivel de deuda pública acumulada; Imposibilidad de honrar el servicio de la deuda; El bajo nivel de tributación de los hogares y empresas; La falta de transparencia de las cuentas públicas; La ausencia de regulaciones cambiarias; La pérdida de confianza de los actores financieros internacionales; La imposibilidad de que el Estado tome prestado en el exterior; La multiplicación incontrolada de agentes que producen medios de pago; Indexación sistemática entre salarios, tasas de interés y aumentos de precios; Una dramática caída en el nivel de ahorro; La falta de suficientes bloqueos de seguridad (regulaciones de emergencia, precios de parada, cierre de bancos, controles de precios, entre otros).
En 2017 la inflación fue de 2616 %, para 2018 el Fondo Monetario Internacional proyectó la inflación venezolana en 1 370 000 % y en 10 000 000 % para 2019. Es la hiperinflación más grande que haya sufrido un país americano, que representa una crisis económica similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabwe a fines de la década de 2000.[26] Causas de la hiperinflación: Un contexto político excepcional (guerra internacional, guerra civil, desastre, crisis económica, entre otros) Un muy alto nivel de deuda pública acumulada; Imposibilidad de honrar el servicio de la deuda; El bajo nivel de tributación de los hogares y empresas; La falta de transparencia de las cuentas públicas; La ausencia de regulaciones cambiarias; La pérdida de confianza de los actores financieros internacionales; La imposibilidad de que el Estado tome prestado en el exterior; La multiplicación incontrolada de agentes que producen medios de pago; Indexación sistemática entre salarios, tasas de interés y aumentos de precios; Una dramática caída en el nivel de ahorro; La falta de suficientes bloqueos de seguridad (regulaciones de emergencia, precios de parada, cierre de bancos, controles de precios, entre otros).
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